Rupit es un pequeño pueblo medieval situado
a 845 metros de altitud, en medio del paisaje del Collsacabra, en la comarca de Osona. Accedimos a él después de comer en Vic, a 30 kilómetros, al que fuimos para ver el mercadillo que se monta los sábado en su Plaza Mayor.
Rupit surgió alrededor
del siglo XI en torno al castillo de la Familia Cardona situado en lo alto de una roca. A esta roca, en latín “rupes”, le debe su nombre la
población, que antes estaba situada cerca del riscal, en el llano de Fàbregues (s.X).
A su alrededor empezaron a construirse las primeras casas y según una leyenda,
cuenta con un pasadizo secreto para escapar hacia el Valle de Aro.
Si bien el
castillo no se ha podido conservar, Rupit ha conseguido mantener ese aire rural
que se respira caminando por sus calles empedradas de roca natural, entre casas
de piedra de los siglos XVI y XVII. En los siglos XIV y XV se despobló debido a
la peste y terremotos.
Nada más llegar
encontramos un gran aparcamiento donde hay que dejar el vehículo.
La oficina de información está al salir del aparcamiento a la izquierda y es al
primer lugar al que nos dirigimos. Nos informan de un par de rutas fáciles que
se pueden hacer desde Rupit pero cómo no veníamos preparados para ello, nos
vamos a conocer el pueblo.
Lo primero que nos
llama la atención es el puente colgante que hay que atravesar para acceder al núcleo de la población, separado por un
río. Lo construyeron artesanos rupitencos en 1945 y fue reconstruido totalmente en
1904. En la entrada, un cartel indica la prohibición de balancearse y pasar más de 10 personas a la vez. Es el
elemento más fotografíado del pueblo.
Una vez dentro, nos encontramos las casas con dinteles en los
portales y las ventanas, muchas de ellas pertenecientes a los distintos oficios
del siglo XVII como el del cerrajero, el sastre o los tejederos. El portal del
herrero está reproducido en el Pueblo Español de Barcelona.
Pasamos por la Plaça
Bisbe en la que compramos un par de imanes en una de las tiendas con productos
típicos de la zona como la Ratafia que es un licor muy apreciado a base nueces
verdes y los Pets de monja.
A continuación pasamos por delante de la iglesia de Sant Miguel que es un edificio barroco que
nació como filial de S. Joan de Fàbregues hasta que Rupit se constituyó en
parroquia. El campanario es de construcción posterior. No pudimos entrar a su
interior porque estaba cerrada.
Después de la iglesia
accedemos a la Plaza Mayor
Aquí se encuentra el ayuntamiento y la ventana
gótica de Can Sallent representada en el Pueblo Español de Barcelona. Las casas
de piedra, las balconadas de madera y las flores que adornan puertas y ventanas
configuran un bonito espacio que algunos niños aprovechan para jugar.
Continuando
por el carrer Palau con su piso de piedra vamos viendo antiguas puertas de
madera.
Volviendo para atrás
subimos por su calle más emblemática: la Calle Fossar, llamada así porque en ella estaba situado el
antiguo cementerio (fossa = cementerio) Esta calle empinada, con escalones de
roca naturales y sus casas perfectamente adaptadas e integradas en la roca,
tiene muchos de sus elementos arquitectónicos representados también en el
Pueblo Español. En ella se respira la esencia rústica y medieval
de Rupit. Si no fuera por los juegos de un campamento de niños, pareciera que
estuviéramos en un antiguo tiempo detenido.
Desde lo alto de la
calle se accede a la roca dónde estaba situado el castillo. No se si conserva
algún resto de él porque nosotros no lo vimos.
Lo que sí se obtiene
desde aquí, es una estupenda vista de Rupit con un frondoso fondo de vegetación
y el campanario de la iglesia sobresaliendo por encima de los tejados rojos.
Después de ver todo el conjunto arquitectónico de Rupit, hay dos rutas fáciles
e interesantes que se pueden hacer:
Desde Rupit al salto de Sallent
Es la más clásica. Se
trata de un salto de agua aproximadamente de 80 metros. El
punto de inicio se encuentra saliendo por una calle situada a la izquierda, unos
metros más adelante de la fachada de la iglesia. En los folletos informativos
leemos que se tarda aproximadamente media hora en llegar y entre tres cuartos
de hora y una hora en volver. No tenemos el calzado apropiado y además queremos
acercarnos a ver la Foradada de Cantonigròs, así es que dejamos la excursión
pendiente para una futura visita.
Tiene dos
itinerarios, uno siguiendo el margen izquierdo
de la riera hasta llegar a Sallent y otro por el margen derecho del río hasta
llegar al Molí Rodo, donde se unen los dos y continúan por el margen izquierdo.
Subida a la ermita de Santa Magdalena
Está situada en la
cima de una colina rocosa y separada del pueblo por un gran barranco. Es
visible desde Rupit.
También tiene dos
itinerarios. Uno en el que el inicio coincide con el que va al salto de Sallent
por el margen derecho de la riera y otro que sale a la derecha del puente
colgante siguiendo también el margen derecho. Como en el caso del salto de Sallent,
dudábamos si hacerlo o no pero un monitor del campamento de niños, que
encontramos en nuestro paseo, nos quitó la duda. Solo se tardaban 15 minutos y
el paseo por el río merecía la pena.
Volvimos de nuevo al
puente e iniciamos el “Paseo del Carreguel” llamado así por la fuente que se
encuentra en el camino. Va bordeando el pueblo siguiendo el curso del río y de
las grandes paredes naturales de roca.
Es un paseo muy
bonito y sombreado en el que a veces caminamos debajo de grandes moles de
piedra. Vamos escuchando el murmullo del
agua y dejamos a la izquierda el camino que lleva de nuevo al pueblo,
atravesando el río por el puente medieval de Can Badaire (primer itinerario)
Seguimos el sendero
de piedra que asciende rodeado de vegetación hasta alcanzar la ermita dedicada
a Santa Magdalena. Es barroca, del siglo XVII y con un solo ojo en la espadaña.
Según leemos en el cartel indicador fue restaurada en 1973 y su fiesta es el 22
de julio.
Las vistas de Rupit
desde aquí son espectaculares pudiéndose ver la roca donde se alzaba el
castillo y que constituía una verdadera defensa natural.
Después de disfrutar
de este bello paisaje sin la presencia de nadie, volvimos de nuevo por el mismo
camino hacia el puente colgante y hacia el aparcamiento donde habiámos dejado
el coche.
Antes de pagar los
dos euros para subir la barrera y marchar, subimos a lo alto de un roca para
contemplar nuevamente la silueta de Rupit, esta vez desde otro ángulo distinto.
¡¡Bellísimos paisajes, toda un pasada!! ¡¡Abrazo!!
ResponderEliminarExcelente como captaste la esencia de este bello pueblo y los hermosos parajes que le rodean. he hecho las rutas de las que hablas y son muy sencillas y bonitas. Muchas gracias y saludos viajeros!!
ResponderEliminarUn sitio muy emblemático. Es sorprendente cómo ha logrado conservarse. Espectacular, el paisaje, el puente, las rutas sugeridas. Me encantó este paseo. Gracias, chicos.
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ResponderEliminarGracias a vosotros por pasaros por aquí a comentar! Ahora no puedo corresponderos pero en cuanto pueda, lo haré.
Yo me quedé con ganas de inspeccionar un poco más la zona y hacer la ruta de Sallent. Siempre me gustó ver saltos o cascadas.
un abrazo!!
Un lugar precioso!!! Estuvimos hace poco y nos pareció como sacado de un cuento. Un abrazo!
ResponderEliminarPasear por esas calles medievales, tan bien conservadas, es una experiencia mágica. Te hace irte del tiempo actual y viajar el pasado, mientras oyes resonar tus pasos por el empedrado. Perderte por esos entornos naturales, tan bellos, que te llenan de energía, es algo que siempre nos gusta hacer. Te deja nuevo. Me quedo con el nombre, Rupit y con la comarca de Osona, como nuevos destinos a conocer. Un abrazo.
ResponderEliminarMe ha parecido un pueblo muy bonito y el paseo por la orilla del río es encantador.
ResponderEliminarNo conocía yo esta zona.
Un saludo
Qué bonito Rubit!!! Y si que hay cosas de este pueblo representadas en el Pueblo Español!! La verdad es que cuando lo visité en Barcelona no me fijé en esos detallitos!
ResponderEliminarSaludos
hOLA, no tuvisteis problemas para aparcar la autocaravana? somos nuevos en el tema y nos da un poco de miedo llegar allí y no poder aparcar.
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