Las cuevas han estado siempre
asociadas a lugares misteriosos, a seres o fuerzas fantásticas y a fenómenos extraños. En ellas se mezclan
historia y leyenda y casi siempre termina imponiéndose ésta última como ocurre
con la Cueva de la Mora Quilama.
Esta cueva está situada al sur de la provincia de Salamanca, en una
zona montañosa denominada la Sierra de las Quilama y son varias las leyendas
que circulan sobre ella:
Cuentan que vivió aquí en tiempos
remotos, y aún vive, la Princesa Quilama custodiando grandes tesoros y que son
muchos los que han muerto o perdido la razón intentando apoderarse de ellos. Unos cuentan que en las
noches claras, sobre todo por San Juan, se oyen del interior de la cueva los desgarradores
lamentos de la mora, víctima de un encantamiento. Otros, que a veces la han visto
coger agua del río Quilama, en cuyas inmediaciones hay un pasadizo que comunica
con la cueva (leyenda construida con todos los elementos típicos de esta clase
de historias: la mora o personaje misterioso ligado a una cueva, un tesoro y
una fuente de agua)
El origen de esta leyenda está relacionado con el último rey godo Don Rodrigo
y su amante la bella Quilama,
secuestrada por éste a su padre, Don
Julián gobernador de Ceuta. Don
Rodrigo huye a esta sierra con ella, construyendo
un castillo en lo alto del pico Velero y un palacio subterráneo para su amada. Don
Julián persigue y pone cerco a Don Rodrigo, y como consecuencia muere de pena la
reina Quilama. Don Rodrigo la entierra con
el tesoro del rey Alarico, en una gruta secreta que conecta con la Cueva y por
donde huye de D. Julián.
No existen documentos pero es fácil
pensar que en estas montañas se
refugiaron los visigodos en su retirada de los musulmanes.
A esta cueva nos dirigimos caminando
desde Navarredonda de la Rinconada, uno de los últimos pueblos de las llanuras
del Campo Charro salmantino. Aquí dejamos los coches e iniciamos el ascenso a
la llamada Sierra de la Quilama.
Salimos por el camino denominado
de Los Postales, que discurre en principio, entre paredones de piedra que
separan o dan acceso a los huertos y más
adelante entre flores de espino albar, aulagas y genistas.
Con la visión del Pico Cervero a
nuestra izquierda, máxima altitud de la sierra con 1465m. y al que se puede
acceder por un camino señalizado, llegamos a la zona de Los Molinos donde se
encuentra un pequeño riachuelo y estanque desde el que se abastecen los huertos
y los antiguos molinos. Hacemos un alto para ver éstos, y aunque están destruidos, alguno conserva aún
la piedra de moler.
Continuamos con nuestro ascenso,
de muy ligera pendiente, entre un bosque de robledales cubierto de genistas y
llegamos al paraje de Las Fuentes, donde algunos señalan como el nacimiento del río Huebra y no las fuentes del
Cervero.
Aquí nos sorprendimos viendo brotar desde el subusuelo el agua a
borbotones. No es la única sorpresa que nos llevamos, pero éstas ya pertenecen
al ámbito de los participantes y no tienen relación con la ruta.
Después de esto y siempre
acompañados de robles, escobas y retamas, llegamos a la pista que conduce al Camino Serrano, aquél que comunicaba antiguamente
con la Bastida y demás pueblos del otro
lado de la sierra.
En lo alto de este camino observamos amplios paisajes y el
contraste entre un lado y otro. Aquí abandonamos
el camino y dejando a nuestra espalda el Pico de los Molinos (como le conocen
aquí) o Peña del Castillo (como viene en los mapas) emprendemos a la izquierda,
entre peñascales, la subida al Pico de la Cueva .
En nuestro ascenso las vistas
son impresionantes, vamos contemplando por un lado las llanuras y pueblos del
sur del Campo Charro y por el otro obtenemos una amplia vista de la Sierra de
Francia, con la Peña del mismo nombre en el punto más alto.
Siguiendo entre cuarcitas y un mar de brezos aún en flor,
llegamos a la Peña de la Bolanca (1434m) a cuya cresta, sobre rocas cortadas a
pico, nos subimos para recrearnos con las
impresionantes vistas que se obtienen desde aquí y que alcanzan hasta las sierras nevadas de Bejar.
Es una sensación indescriptible la que se siente aquí arriba.
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Después de recrearnos y
fotografiarnos en las alturas, comenzamos el descenso a la Cueva de la Mora
situada en la vertiente sur de esta peña, en la falda del Pico de la Cueva. El camino
está señalizado mediante hitos pero el acceso no es fácil.
El terreno es
resbaladizo y hay que tener precaución con las piedras que se van soltando a
nuestro paso. Zigzagueando llegamos a la
base de la cueva y con la leyenda de la mora en nuestras mentes, subimos a ella,
aunque no sin esfuerzo, para inmortalizar el momento. Quizá el tesoro sigue ahí
esperando que lo encontremos o quizá es de otra naturaleza imperceptible para
la vista.
Después de conseguido nuestro
objetivo, volvemos a subir a lo alto del Pico para ir faldeando por la ladera norte
en busca de la Peña Venero y los hornos de cal. Y es que entre los componentes
geológicos de la sierra de las Quilamas se encuentran las rocas calizas, de las
que antiguamente y mediante largos procesos en los hornos se obtenía la cal.
En este paraje dimos buena cuenta
de las viandas que llevábamos entre chascarrillos y celebraciones en las que no
faltó el café, el champán y el buen humor de los participantes.
La ruta está registrada en el GPS hasta aquí. A partir de aquí el regreso a
Navarredonda se hace por la pista que desciende hasta el pueblo.
Qué ruta más chula! Siempre digo que cuando tenga más tiempo me dedicaré a hacer senderismo y a conocer lugares como este.
ResponderEliminarMe ha gustado lo de la leyenda, yo creo que las cuevas aunque no tengan leyenda algunas dan ganas de inventársela porque qué pinta tienen! Jejeje
Y sí, tiene pinta de resbaladizo el terreno por ahí, tendré que llevar buen calzado si alguna vez puedo ir.
Un saludo!
Gracias por pasarte a comentar y desde luego, haciendo senderismo es imprescindible un buen calzado.
EliminarSi alguna vez vienes, no dejes de decírmelo.
Un abrazo!
Es una zona maravillosa, lástima que la cueva no sea conocida y estudiada a fondo. Saludos.
ResponderEliminarEs espectacular. Lo dicho el senderismo no es lo mío, jajaja. Me encanta ver como te lo pasa de bien. Tengo una excusa, no tengo botas adecuadas para un paseo así. Besooos Me ha encantado el post.
ResponderEliminarGracias a las dos. Me alegro que os guste!
ResponderEliminarY Piluca, lo entiendo, Si tuviéramos todos lo mismos gustos ¡que aburrido!
Un abrazo.
uuuu me apunto este lugar
ResponderEliminarGracias Oscar por tu comentario.
EliminarUna ruta preciosa con leyenda, misterio y un paisaje bellísimo
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