Arte y sorpresa en el Camino de los Prodigios de Salamanca
Esta ruta circular de aproximadamente 10 kilómetros
pertenece al denominado Arte en la Tierra o Land Art, en el que la naturaleza se
convierte en obra de arte mediante la intervención del artista.
Es una
corriente que surgió en Estados Unidos a finales de los sesenta con el objeto
de sacar las obras de arte de los museos. La tierra no solo es el soporte de
las obras artísticas si no que forma una comunión con ellas.
Este camino de los Prodigios pertenece al proyecto salmantino de “Arte en la Naturaleza”. Está situado en la Peña de Francia, entre los municipios de Villanueva del Conde y Miranda del Castañar.
Se puede iniciar desde cualquiera de los pueblos. Nosotros lo hicimos desde Villanueva del Conde, aunque llegamos a él caminando desde el vecino Garcibuey para hacer la ruta algo más larga.
Villanueva del Conde es un bonito pueblo que conserva la red
de pasadizos del barrio judío de sus antiguos habitantes. LLegamos a él a través de los antiguos lavaderos y entrando en la plaza, cruzamos el pueblo en dirección a la
carretera, donde pasado el cementerio, vemos a la izquierda los
carteles indicativos del comienzo de la ruta.
En el inicio, el estrecho sendero es de bajada y entre las
paredes de piedra recubiertas de musgo vamos viendo distintas piedras de
colores situadas estratégicamente, setas artificiales que parecen haberse
criado in situ y castañas que nadie comerá.
Vemos dragones y huevos
de oro gigantes. El artista que nos ha querido sorprender con sus intervenciones es el salmantino Félix Curto.
Entre robles y con unas bonitas vistas de la sierra pasamos ante
la mirada del Pez Estrella
Vamos encontrando a lo largo del sendero varias
camas en las que el colchón ha sido sustituido por elementos de la naturaleza
como piedras, musgo, árboles. No sé si pareciera que estamos en un museo de arte contemporáneo o que
fuéramos los protagonistas de un cuento o película en el que el guión estuviera en marcha. Estas obras pertenecen a
Alfredo Omaña, natural de León.
En una de las obras expuestas tuvimos la suerte de coincidir
con su autor: Marcos Rodríguez. Es de Villanueva del Conde y nos contaba que
era la primera vez que trabajaba la piedra. Estaba viendo el resultado del
barniz en su obra: unas pequeñas tortugas saliendo del huevo acompañadas
de otra de gran tamaño. Según decía, las tortugas no resaltaban antes de su
aplicación. El resultado, desde luego, era notorio aunque a mí me hubiera gustado verlas con la textura y el color natural de la piedra. Ya tenía amigos pendientes
de alguna reproducción si no quería ver sustraída su obra, nos contaba bromeando.
Continuando llegamos al puente sobre el Arroyo de San Benito,
donde nos sorprende otra de las camas de Alfredo Omaña.
Dejando a la derecha
el río Francia, donde desemboca el anterior arroyo y el Molino, hoy convertido
en restaurante, cruzamos la carretera SA-225 y subimos por una empinada y
empedrada cuesta hasta la ermita de la Virgen de la Cuesta, en San Martín del
Castañar.
Este es un pueblo que merece una entrada aparte. Es
conjunto histórico artístico y además de
su interesante arquitectura, cuenta con un castillo cuyo Patio de Armas está
considerado una de las plazas de toros más antiguas de España.
Después de una paradita para tomar algo y comer, reiniciamos
la marcha y bajamos desde la ermita, de nuevo a cruzar la carretera y
seguir con la Ruta de los Prodigios.
La vuelta se realiza
en constante subida con una estupenda vista sobre San Martín del Castañar
y seguimos
encontrando marcos elegidos por los artistas para sus interacciones estéticas.
Esta ruta busca sorprender y producir sensaciones en el observador, a la vez que se va disfrutando del camino y del paisaje. Como toda obra conceptual a veces se captan las ideas y se valora. Otras veces, sin embargo, no se percibe el sentido y se ven los objetos como lo que son, sin encontrar arte en ellos. Por ello o a pesar de ello, la ruta es sumamente recomendable.
La entrada a Villanueva del Conde la realizamos pasando por
una fuente circular con varias figuras de peces y donde un lugareño a mi pregunta
por el agua responde sin dudar, que es la más rica y mejor del mundo.
Cruzamos varios huertos entre estrechas callejuelas y calles en el que atravesando un pasadizo desembocamos en la plaza de la iglesia dónde termina nuestra ruta.
Interesante ruta!!! Gracias por compartir la información :-)
ResponderEliminar¡Qué interesante, original y bonito! Aunque conocemos bastante bien la Peña de Francia nunca hemos realizado este recorrido... Siempre es una buena excusa para regresar a una de las regiones más bonitas, sobre todo ahora, en otoño, o ya en primavera, de Salamanca.
ResponderEliminarGracias por pasaros por aquí.
ResponderEliminarLa ruta se inauguró a principios de año y por eso quizá lo desconociérais. Existe otra cerca que os recomiendo por el paisaje tan bonito que tiene y también tiene obras de arte en el recorrido: el Camino del Agua. A ver si tengo un ratillo y la subo al blog.
Saludos!
Me ha gustado muchísimo vuestra ruta, tanto por los parajes en sí como por esa peculiar combinación entre naturaleza y arte, que me parece una propuesta magnífica.
ResponderEliminarNo conocemos nada, nada esta zona, así es que gracias por descubrírnosla. Muchos saludos viajeros.
El paisaje por sí solo ya es arte. Pero que os voy a contar después de ver las fotografías de Creta. Que ganas de ir cada vez que entro en vuestro blog!
EliminarUn abrazo!
Es muy interesante y original. Me ha gustado
ResponderEliminarMe encanta.
ResponderEliminar¿Conoces la Senda de Urdu en el Norte de Palencia? También está mostrada de piezas de arte. A nosotros nos encantó y desde luego la próxima ruta que hagamos sera la que nos has enseñado.
Me encanta tu blog.
Jo, con el teclado rápido de la tablet. Quería decir la Senda de Ursi y moteada
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