El Puente Mocho, una ruta por la dehesa salmantina

El Puente Mocho,  situado en una dehesa salmantina, es uno de los  testimonios que los romanos dejaron en estas tierras del norte, concretamente en Ledesma o Bletisama, según  bretones y romanos.



Junto con el tramo de calzada empedrada hoy está catalogado como Bien de Interés cultural, pero en época romana formaba parte de una importante vía que partía de Miróbriga (Ciudad Rodrigo) hasta Ocelo Duri (cerca de Zamora) y era prolongación de la vía Dalmacia, que desde el puente de Alconétar  llegaba a Ciudad Rodrigo pasando por Coria.

Se puede acceder a él a pie o en bicicleta. El camino,  fácil de hacer, parte de la carretera en dirección Zamora, aproximadamente a medio kilómetro de Ledesma. En la entrada, donde es obligado dejar el coche, tienen un panel informativo de la ruta.


Como el camino no llega a los dos kilómetros, nosotros llegamos a él iniciando  el recorrido en San Pelayo de la Guareña, otro pueblo perteneciente a la comarca de la Tierra de Ledesma.


Tiene una iglesia románica con una singularidad: el altar se encuentra en un nivel inferior al resto y los bancos de los feligreses están situados en una especie de gradas semejando un anfiteatro.  


En sus paredes vemos que conserva frescos de la Crucifixión y de la Virgen de Francia.


En la plaza de la iglesia nos encontramos un antiguo moral formando parte de Las Catedrales Vivas: diez árboles singulares y centenarios repartidos por la provincia.





Desde San Pelayo iniciamos el camino por la Ribera del Cañedo. Caminamos por la  vía pecuaria el “Cordel de Merinas“ entre un paisaje de encinas por el que transitaban en la Edad Media gran cantidad de ovejas merinas cuya lana tenía una calidad muy valorada.



Disfrutando del día soleado que nos acompaña, vamos viendo la ganadería característica de estas grandes dehesas y que constituyen un símbolo de identidad salmantina:
  • los toros de  raza brava utilizados para el toreo y los de raza morucha muy apreciados en la alimentación. Afortunadamente, los muros de piedra que cercan las dehesas salmantinas no impiden este espectáculo.





  • el cerdo ibérico, que alimentado con las bellotas de la zona, es utilizado para la elaboración de los ricos embutidos salmantinos.



En nuestro paseo no falta tampoco la presencia de las aves: milanos negros sobrevolando nuestro paseo.



Llegamos a Ledesma por el barrio extramuro de  Los Mesones, donde se hospedaban  los comerciantes en la Edad Media, y  girando a la derecha vamos en busca de la carretera. Caminamos unos metros y enseguida estamos ante el cartel que nos anuncia el Puente Mocho.




El camino de esta  Finca de Las aldehuelas es ancho y de escaso desnivel y discurre entre multitud de encinas y grandes peñascos de granito con alguna charca para el abrevadero del ganado. 




Ya en las proximidades del puente hay que pasar una pequeña cancela con carteles informativos de la vida en la dehesa, del ganado, pastores, chozas y corrales. Traspasada ésta, bajamos por la calzada romana hasta  la Ribera del Cañedo y el Puente Mocho.



A la izquierda hay un pequeño mirador, desde el que se obtiene una buena vista del puente,  con paneles informativos en los que, resumiendo, leemos:

Enigmas y certezas del Puente Mocho
  • Se cree que de origen romano solamente es el emplazamiento y los cimientos.
  • Unos piensan que el aspecto actual corresponde al siglo XII y otros a épocas más modernas.
  • El nombre de Puente Mocho puede ser debido al estado de destrucción en que le dejara alguna riada en algún momento de su historia.


En cuanto a las certezas, podemos comprobar:
  • Su exterior  compuesto por sillares unidos con argamasa. 
  • Los ojos del puente formando bóvedas de cañón a través de las dovelas y el pretil construido con piedras pequeñas e irregulares.
  • La presencia de tajamares triangulares aguas arriba facilitando la corriente del agua, la ausencia de espolones o tajamares situados aguas abajo era característica de los puentes levantados antes de los siglos XIII o XIV.


La manera y la forma de construcción
  • Primero elegían el lugar más adecuado, como un vado o zona de paso, y construían canales provisionales para poder levantar los cimientos y pilares que rellenaban por dentro con piedras pequeñas y argamasa.
  • Su planta solía ser rectangular con uno o dos tajamares y espolones, dependiendo de la época
  • A continuación los carpinteros colocaban las cimbras de madera para montar sobre ellas los arcos y bóvedas
  • Finalmente se cerraban los tímpanos, se rellenaba todo con argamasa y se montaban las calzadas protegiéndose el tránsito con los pretiles.


Una vía de discordia y vida

En este cartel también resumimos:
  • Que esta antigua vía romana se convirtió en un importante eje de las Tierra de León, alcanzando su esplendor en el reinado de Fernando II y Alfonso IX.
  • Que habiéndose hecho peligrosa la Vía de la Plata, por entonces llamada Calzada Quinea, los ejércitos utilizaban esta vía para llegar a Coria y atacar desde allí a los musulmanes del reino Taifa de Badajoz.
  • Que siendo años de reconquista y repoblación los monarcas tenían que consolidar los nuevos territorios y por ello Fernando II de León, para fortalecer este trayecto, le dio fueros, fortificó y repobló Ledesma y Ciudad Rodrigo.
  • Que esta ruta se consolidó definitivamente en la Batalla de la Valmuza. En ella fueron derrotados los caballeros de Salamanca, que se enfrentaron al rey al ver reducido su territorio.


Después de leer los carteles indicativos, cruzamos el puente e improvisando asientos y mesas en las peñas de la ribera del río, descansamos y alimentamos el cuerpo con las viandas que traíamos.


El buen tiempo nos acompañaba y nos hizo disfrutar de este maravilloso paraje. Nos resistíamos a alejarnos de este entorno tan auténtico, natural y alejado de toda civilización.


Finalmente nos pusimos en marcha otra vez a desandar el camino, pero solamente hasta Ledesma. Cruzando el puente de la carretera nos acercamos a la ermita del Carmen situada en un extremo del puente medieval y desde allí, cruzando éste, atravesamos Ledesma en busca del autobús. Antes, nos tomamos un café en la villa y compramos sus famosas rosquillas de Ledesma.











Si quieres descargarte la ruta pincha aquí

7 comentarios:

  1. Sin duda el día os acompañó, y el paraje cómo comentas alejado del mundanal ruido debe ser un placer para los sentidos y el alma!

    Relajante paseo!

    Un abrazo!!

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  2. Como muy bien cuentas el Puente Mocho es uno de esos rincones de Salamanca que merece la pena conocer. El paseo es muy agradable y una vez en el destino es obligado un momento dedicar un tiempo a la contemplación del Puente y su entorno, y para dar un pequeño paseo por su ribera.

    Gracias por ayudarme a rebuscar en mi cajón del pasado. Qué buenos recuerdos.

    Un abrazo

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  3. Es un buen sitio para "desconectar" y relajarse, sí. He ido dos veces pero seguramente volveré. Un abrazo a los dos!

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  4. Tienes un blog estupendo, gracias por pasarte por el mío.
    Un abrazo.

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  5. ¡Qué bonito recorrido! Me recuerda mucho al camino de Santiago, que conjuga tan bien naturaleza y arte. He pensado que este camino podría formar parte de la Vía de la Plata, pero ya veo que era una ruta alternativa. En cualquier caso, un alivio para los sentidos, como todos comentan. No lo tenemos muy cerca, pero quién sabe si algún día podremos seguir vuestros pasos. Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Si alguna vez venís por aquí, de seguirnos nada, caminareis a nuestro lado!
      Un abrazo viajeros!

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