Roma IV



Día 15

Hoy nuestro primer destino ha sido la Catedral: San Juan de Letrán o San Giovanni in Laterano que con el título de  Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput  (Madre y cabeza de todas las Iglesias de la ciudad y del mundo) es la sede episcopal del  Papa y la más antigua de las cuatro basílicas papales (la decoración del ábside es uno de los conjuntos decorativos paleocristianos más antiguo de Roma).



Lo primero que llama la atención, junto con el pavimento de estilo cosmati
(decoración de mosaicos que se desarrolló en Roma en la época medieval con vistosos mármoles de colores y utilizando figuras geométricas) es el enorme Baldaquino donde dicen que se encuentran las cabezas de San Pedro y San Pablo en un relicario, pero que nosotros no vimos. 


Está situado encima del Altar Mayor, desde donde solamente puede decir misa el Papa y debajo de él, se encuentra enterrado el Papa Martín V, que abrió por primera vez la Puerta Santa de esta Basílica. A cada lado de la nave central destacan también las enormes estatuas de los Apóstoles




Fue residencia de los Papas antes de trasladarse la sede a Avignon y tiene un claustro del siglo XIII al que accedimos pagando tres euros, con bellas columnas en espiral  y con mosaicos de vistosos colores, aparte de piezas y fragmentos antiguos.





Salimos por la puerta Norte que da a la Plaza  de San Juan donde está el Obelisco Lateranense, de granito rojo y el más alto y antiguo de Roma que fue traído del Templo de Karnak por Constantino II y colocado en el Circo Máximo



 En esta plaza entramos también en el edifico que alberga la Escalera Santa, que según la tradición es la que subió Jesucristo para enfrentarse a Pilatos y que fue traída de Tierra Santa. La gente que subía por ella lo hacía de rodillas pues es de la única forma que te permiten hacerlo. Nosotros  subimos por una de las dos laterales.

























Desde aquí, cogimos el autobús número 3 y nos fuimos a ver las Termas de Caracalla. . Me llevé una gran decepción. Cobran 6 euros y no te dan nada de información.


Te haces a la idea de la importancia de los baños por la monumentalidad de los edificios. Eran más, una actividad social que una función higiénica.







No me gusta nada como tienen  montado las visitas a los distintos lugares artísticos. No te dan planos ni información. Las indicaciones son escasas por no decir nulas. Si te quieres enterar de lo que ves, además de la entrada, tienes que comprar los planos y la información.  Entiendo que haya autoguías auditivas como complemento pero no como única información. Los turistas están asegurados y al no tener que promocionar nada los explotan al máximo sacándole dinero por todo. Tenemos que pagar por ver y por saber lo que vemos.



Como estaba cabreada y no quise comprar absolutamente nada no supe apreciar las Termas. La predisposición no ayudó. De nada me sirvía saber que tenían biblioteca, estadio, lugares de reunión o jardines si no podía ubicarlo. ¿Y el Frigidarium (baños fríos), Tepidarium (baños tibios) y Caldarium sauna)?


Pues con la decepción a cuestas fuimos caminando por la Vía del Circo Máximo desde la que se obtiene otra visión del Monte Palatino y del Circo. 




En este paseo descubrimos la curiosa forma que tienen de beber agua de las fuentes situadas en el suelo. Tienen hecho en la parte superior del caño un orificio de modo que, tapando la salida del agua, ésta sale hacia arriba, por el orificio con el caudal apropiado para beber y sin tener que agacharte mucho.




Llegamos hasta Santa María en Cosmedín, en el Foro Boario (mercado de ganado en la Antigua Roma). Es una sencilla y bonita Iglesia que se construyó en el siglo VI sobre los restos de un templo.



El suelo es de estilo cosmati, al igual que el trono del Obispo y el baldaquino pero el elemento más conocido de esta Iglesia y el que más turistas atrae es el enorme medallón de piedra ubicado en su pórtico, La Bocca della Veritá, que da nombre a la plaza y se cree que era la tapa de alguna alcantarilla. Tiene la particularidad de que se supone que muerde la mano a los mentirosos que la meten allí. Hay que pagar cincuenta céntimos por hacerlo y ya de paso, fotografiarte.





Enfrente se encuentran dos templos del siglo II a. de C. que se conservan muy bien. El Templo de Hércules, circular y completamente rodeado de columnas (algunos le llaman de Vesta por su similitud con él) y el Templo de Portunos, en restauración.



Cruzamos por el Puente Palatino donde se encuentra el Puente Rotto, construido en el siglo II a. de C..






Nuestra intención era ir a ver la escultura de la Beata Ludovica Albertoni, de Bernini, que está cerca de aquí,  en la Iglesia de San Francisco a Ripa pero como no abrían hasta las cuatro callejeamos por el Trastévere buscando un restaurante con aire acondicionado pues con ese calor, era el momento de  descansar, comer y refrescarnos.




Lo hicimos en Il Ponentino, en la plaza del Drago y salimos muy contentos de allí, que no “contentos”. El menú turístico era de 10 euros y consistía en el antipasto o
entrante que era una tostada grande con mucho tomate picadito encima y aceite de oliva, un plato de pasta o pizza  (yo tomé musaka con parmesano que estaba de miedo) y macedonia de frutas de postre, con una cerveza, coca-cola o un cuarto de vino. Tenían wifi y Jesús pudo conectarse con el teléfono, así es que comida completa.

Como estaban cerca Santa Maria in Trastévere y San Pietro in Montorio nos fuimos a verlas. La primera dicen que fue el primer templo cristiano en Roma, fundado en el siglo III por Calixto I y donde según la leyenda brotó aceite el día que nació Jesús. Con campanario románico, tiene una fachada preciosa con mosaicos de influencia bizantina. 




El interior tiene columnas de granito traídas de Caracalla separando las tres naves y mosaicos dorados espléndidos.








A San Pietro in Montorio accedimos por una enorme escalera.  Estaba cerrada pero pudimos ver el Templete circular de Bramante construido donde supuestamente fue martirizado el Apóstol San Pedro.



Bajamos el Monte Gianicolo, que así se llama a esta colina, para dirigirnos a San Francisco Ripa y poder ver la Beata Ludovica. A pesar de estar muy mal iluminada sí se veía que estaba extasiada, sí.


Como estábamos cansados para volver caminando al metro, cogimos el autobús número 75 para acercarnos a San Pietro in Vícolo. Por fin podría ver Jesús el Moisés de Miguel Angel 




Nos bajamos para ello en Cavour y después de subir nuevamente escaleras conseguimos situarnos delante de tan magnífica obra. Jesulete, con solo una frase la describió: “más que Moisés, parece Zeus”. Es una de las obras más famosas de Miguel Angel, realizada en una sola pieza de mármol y encargada por el Papa Julio II.




No queríamos volver al área sin haber disfrutado paseando relajadamente sin destino concreto, así es que a pesar del cansancio, nos mezclamos con la gente en la amalgama de calles que había alrededor de La Fontana di Trevi. Bueno, el destino si lo elegimos pues creíamos haber perdido las fotos de la fuente. Para ello cogimos el autobús número 171, curioso autobús que disponía solamente de once plazas dispuestas en círculo.
Volvimos a pasar caminando por la Plaza de España camino del metro, a comprar en el super de la estación de Termini y a coger el tranvía que nos llevó de nuevo a la auto.
 Al día siguiente pondríamos rumbo a Pompeya sabiendo que algún día tendríamos que volver a esta ciudad que nos ha gustado tanto y que tantas cosas nos quedan por ver.



Precios 2010:
Calaustro San Juan de Letrán 3 euros
Termas de Caracalla 6 euros (3 estudiante)
Area Casilina : 15 euros, día.
  

5 comentarios:

  1. San Juan de Letrán fue toda una contraposición para mí... por un lado una magnífica iglesia, por otro, demasiado opulento, demasiado marmol, oro.... bfff

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    1. Tienes razón, es una forma más de demostrar su poder. Gracias por tu comentario.

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  2. A mi me ha parecido espectacular por dentro y por fuera. Besoooos

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  3. Muy buen recorrido, presentación impecable. Saludos

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  4. Roma es una ciudad a la que me gustaría volver. Me gustó y dejé infinidad de cosas por ver, como las catacumbas. Si no fuera porque tengo tantos destinos pendientes...
    Un abrazo!

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