Gante, reflejos flamencos

Recorriendo Bélgica en tren (4)


Gante es la capital de Flandes oriental. Es una bonita ciudad medieval conocida como la ciudad de las Tres Torres (la torre de la Catedral de San Bavón, la del Campanario y la Torre de la Iglesia de San Nicolás). Su nombre viene de la palabra celta "ganda" que significa "confluencia", pues Gante se fundó en la confluencia de los rios Escalda y Lys. Siempre ha sido conocida por la calidad de su lino y algodón debido a la gran tradición textil, pero también por ser la ciudad natal de Carlos V. Es una gran ciudad de arte y tradiciones con numerosas exposiciones, museos y teatros. Posee un gran ambiente estudiantil y son muchos los jóvenes que la eligen como destino Erasmus.


El día que nos acercamos a Gante, Carla pudo venir con nosotras. Como en todos los desplazamientos que hacíamos en Lieja, cogimos el autobús en Saint Lambert hacia la estación de tren de Calatrava. Nos bajamos una parada antes para comprar chocolatinas, las famosas Lenguas de Gato que se fabrican en Lieja. Las hay de chocolate blanco, negro, con leche y con praliné;  ¡están buenísimas! Las dejamos en una taquilla de la estación y, como siempre, tuvimos que esperar muy poco para coger el tren. Vuelvo a comentar el buen funcionamiento de su red ferroviaria. Además de que sus ciudades están muy bien conectadas, el transporte es rápido y cómodo.  Sus vagones son amplios, limpios y con butacas muy cómodas.
  

Nos bajamos en la estación Gent Sint- Pieters y lo primero que nos llamó la atención fue la gran cantidad de bicicletas que había. Realmente su cultura de la bicicleta está a años luz de la nuestra. También había muchísimos tranvías. Deberíamos haber cogido transporte al centro pero optamos por ir caminando y nos arrepentimos de ello. El camino es largo y aburrido y el tiempo que nos llevó lo podíamos haber empleado en visitar otros rincones de la ciudad.
 

Cuando finalmente llegamos al centro, nos encontramos con el Gante medieval y renacentista del que habíamos oído hablar.
Gante se encuentra a medio camino entre Bruselas y Brujas (a 50 km. de cada una). En el siglo XVI fue, después de París, la ciudad más importante de Europa y actualmente conserva muchísimos edificios históricos. Si Brujas me pareció preciosa con su ambiente y  canales, Gante me pareció espléndida, como más auténtica y menos turística. También tiene rincones en los que el agua es el protagonista, debido a los ríos Lys y  Escalda, pero su iluminación es tan espectacular que hace que sea esa la imagen que siempre viene a mi memoria. 





Buscando la Oficina de Turismo volvimos a perder un tiempo considerable. Cogimos la calle principal de Gante, la Limburg, donde se encuentran los principales monumentos de la ciudad.
 
Nos  encontramos  en primer lugar la Iglesia de San Nicolás, la más antigua de Gante y erigida sobre un templo mas antiguo. Su  estilo se conoce como gótico del Escalda y  se llama así, por la utilización de la piedra azul grisácea de las canteras de Tournai, pueblo situado a orillas del Escalda ( se diferencia así del brabantino) 



A continuación se encuentra la Torre del Campanario o  Belford donde se encuentra la Oficina de Turismo, en la que nos  aprovisionamos de un plano y un recorrido recomendado. Tiene 91 metros de altura y está coronada por una veleta en forma de dragón. Es el símbolo de libertad de los ganteses ya que cuando una población se constituía en ciudad, se levantaba una torre y se colocaba en ella una campana que marcaba la vida de la ciudad.   
  

A su lado se encuentra la famosa campana Reoland, que nosotros pasamos por alto. Fue colgada en 1321 y llegó a convertirse en un símbolo. Carlos V, como castigo  y humillación a una especie de sublevación, ordenó bajarla de la torre a la vez que fueron decapitados los líderes, y los habitantes más importantes obligados a caminar descalzos, con solo una camisa y una soga al cuello, hasta el castillo del emperador para pedirle perdón. Desde entonces los ganteses son conocidos como "porteadores de soga" y todos los años conmemoran tan triste suceso reproduciendo, con una soga al cuello, la procesión por las calles de Gante  hasta el Castillo de los Condes  donde las echan al fuego.
Adosado al campanario se encuentra el Lakenhalle Mercado de tejidos del siglo XV donde se reunían los miembros del gremio textil.



Al fondo la impresionante Catedral de San Bravo. San Bravo fue un noble de la ciudad del siglo VII que ingresó en un monasterio después de donar todos sus bienes a los pobres. La catedral es un edificio gótico construido sobre una iglesia románica anterior. Es una lástima que no pudiéramos entrar pues en su interior se encuentra una de las siete maravillas de Bélgica: La Adoración del cordero Místico, de Jan van Eyckuna joya de la pintura flamenca 




Detrás se encuentra un monumento dedicado a los hermanos Van Eyck.


Después de recorrer esta calle, comenzó el callejeo en busca del restaurante. Tardamos en encontrarlo, pero mereció la pena: Bistro´t Bennesteegske, en Bennesteeg 23. Comimos pasta con unas salsas deliciosas y tostadas de champiñones que estaban buenísimas. De postre nos decidimos por unos creps que los recuerdo como "los creps de los creps". El sitio era pequeño y acogedor, casi familiar, con un ambiente tranquilo y acompañado de velas. Estuvimos tan bien y la sobremesa fue tan larga, que cuando salimos de allí se nos había hecho de noche. Con el  plano en mano, nos lanzamos a hacer el recorrido sugerido por la oficina de turismo.  
                                                 
Volvimos a la plaza y pasamos por delante del Ayuntamiento, un bonito edificio haciendo esquina y resultado de la unión de dos estilos distintos. Tiene abundantes esculturas, estatuas y galerías.



Pasamos por la plaza donde estaban situados los puestos cerrados del mercadillo navideño, y por un bonito entramado de calles y puentes con numerosos edificios medievales típicamente flamencos, cuya iluminación nos hace sentir que estamos en en interior de un cuento. Caminamos por el barrio de Pathersol, formado por callejuelas estrechas y con restaurantes de alta calidad.
    
























Fuimos al Castillo de los Condes de Flandes, conocido como Gravensteen. Se trata de una gran fortaleza rodeada por un foso y que en otros tiempos, además de ser residencia de los Condes de Flandes, fue  casa de la Moneda, cárcel municipal y fábrica de algodón. Actualmente en su interior hay un museo de armas y de elementos de tortura ,con salas y celdas, así como un mirador en su parte más alta; pero como no disponíamos de tiempo no entramos.



Dos de los rincones más bonitos de la ciudad son: el Korenley (muelle de los graneros) y el Graslei (muelle de los herboristas) con los edificios gremiales reflejándose en el agua.





Y la vista que se tiene desde el puente de San Miguel es inmejorable. Por una parte, el muelle con los reflejos en el agua de  sus casas gremiales  y por la otra, las tres torres góticas representativas  y símbolo de la ciudad.





Después del paseo por los canales de noche, la estupenda iluminación hizo que Gante pasara a ser una de mis ciudades  belgas favoritas. Nos despedimos de ella volviendo en bus a la estación de tren y, desde aquí, de nuevo a Lieja.

8 comentarios:

  1. Unas fotos nocturnas extraordinarias, una maravilla.

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    1. Gracias. Es una gozada pasear por esa zona del río y los alrededores del castillo iluminados. Cuando encuentro escenarios así es cuando realmente me doy cuenta que necesito una buena cámara de fotografías!

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  2. Estuvimos en Gante hace ya unos cuantos años. Habíamos pasado un par de días en Brujas, y no teníamos mucho tiempo. Sólo el tiempo de dar una vuelta, comer y (aquí te voy a dar envidia) disfrutar de La Adoración del cordero Místico (una pasada, todo lo que se diga de él se queda corto). Eso sí, dedicamos mucho tiempo a ver el cuadro y no tuvimos para más (aquí me das tú envidia). En cualquier caso, un sitio al que hay que volver.

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    1. Me hubiera gustado verlo pues aunque lo he visto en imágenes varias veces, siempre recuerdo el entusiasmo de mi profesora de arte en COU explicando la iconografía del cuadro. Lo que tú dices: siempre que se deja algo por ver, hay más posibilidades de volver.

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  3. No se si suena raro pero te confieso que la transportacion publica es una de las cosas que mas disfruto cuando viajo a Europa. Vas mas relax.

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    1. Ya lo creo que se disfruta! Uno de mis sueños es hacer alguno de los muchos viajes turísticos que hay en tren, como el Transiberiano por ejemplo. Si no fuera por el precio...

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  4. ¡Qué bonito, Gante! y qué bonitas vuestras fotos nocturnas, sin duda una ciudad de las que merece la pena perderse y me quedo con ese menor peso turístico, como comentas, que probablemente la hace más auténtica. Ah, y también con esos "creps de los creps" que formarán parte de vuestra memoria sensorial, cuando recordéis Gante. Preciosa entrada.

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    1. Uy! se me había pasado tu comentario! Gracias!
      Otra ciudad que tampoco tenía mucho turismo, al menos cuando yo fui, es Dinant. Las vistas desde lo alto de la ciudadela son espectaculares y las tiendas muy pintorescas. A ver cuando puedo escribir el relato.

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