Situada a orillas del río Aude, en las provincias de Languedoc-Rosellón, el origen de esta “Cité" medieval se remonta a 2500 años. Fue una ciudad romana fortificada en el Bajo
Imperio y conquistada sucesivamente por visigodos, sarracenos y francos. Es en esta época donde surge la leyenda de la Dama Carcas, que da lugar al nombre de la ciudad:
"Carca sonne" "Carca llama"
(Esta leyenda de engordar un cerdo y arrojarlo desde las murallas se repite en el asedio de varias fortalezas, como la de Monsanto en Portugal)
Durante los siglos XI y XII la ciudadela fue propiedad y
residencia de la familia Trencavel, una de las más poderosas del Midi , pero a raíz
de la cruzada contra la herejía cátara decretada
por el papa Inocencio III , fue asediada y rendida al cabo de 15 días por la falta de
agua. El vizconde Raimundo-Roger Trencavel fue hecho prisionero (antes de acabar el año
lo encontraron sin vida en la torre donde lo encerraron). La ciudad y todos sus
territorios pasaron al jefe de la
cruzada, Simón de Monfort, cuyo hijo Amaury de Monfort cede todos su derechos al
rey francés pasando a ser
senescalía en 1226.
En 1240 el hijo Raimundo Trencavel intentó reconquistar la
Cité sin éxito. San Luis decidió derribar los arrabales que se habían formado
en torno a las murallas y construir una ciudad al otro lado del río Aude. La
ciudadela fue restaurada y reforzada, prosiguiendo con las obras Felipe III el
Atrevido y adquiriendo la apariencia de fortaleza que conocemos ahora.
Hasta la firma del Tratado de los Pirineos, Carcasona por su situación fronteriza se convierte en
una plaza fuerte de defensa contra la
Corona de Aragón con cinco puestos más avanzados", los cinco hijos de Carcasona”: los castillos de Peyrepertuse, Aguilar, Queribús, Puilarens y de Termes.
Con este Tratado aumentó la
distancia hasta la frontera española y Carcassone
dejó de ser importante como enclave militar a favor de Perpignan. A partir de
aquí comenzó el abandono y deterioro, a la vez que aumentaba la prosperidad de
la ciudad baja. Pasó a ser arsenal, se convirtió en un barrio de la comuna de
Carcassone, su castillo pasó a ser prisión y gracias a la movilización de eruditos
carcasoneses se impidió su demolición para utilizar sus materiales en otras
construcciones.
A mediados del siglo XIX, el Estado francés
le encarga al arquitecto Viollet-le-Duc la restauración de la ciudadela para
que le devuelva su apariencia medieval. Esta restauración ha sufrido
innumerables críticas a lo largo de la historia. Las más importantes:
- las que alegaban que las partes destruidas no debían se reconstruidas para no privar a la ciudadela de su encanto romántico
- las que acusaban al arquitecto de haberla restaurado con su particular estilo y sin ninguna fidelidad. Por ejemplo, remató las torres del castillo y de la muralla con cúpulas recubiertas de pizarra cuando deberían haber sido terrazas, como es característico en la región. Ahora han empezado a sustituirse por tejas color rojo, propias de la zona. Otra reconstrucción que se ha criticado es la del puente levadizo.
Fiel o no a la realidad, la ciudadela se ha
convertido en uno de los ejemplos más bonitos de la arquitectura medieval y reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Llegamos a Carcasona de noche buscando el área de
autocaravanas, pero resultó ser un aparcamiento privado en una estrecha
calle. Hay que seguir el aparcamiento
normal de la ciudadela y tras rebasarlo se encuentra el área, una explanada
inmensa a la que se accede tras recoger el ticket que levanta la barrera. El precio es de 5 euros pero gratuita de 8 de
la tarde a 8 de la mañana.
Al día siguiente, con el recuerdo de la
ciudadela iluminada de la noche anterior, entramos a verla por dentro.
Pasamos por el puente levadizo atravesando la barbacana de Saint-Louise o primera construcción defensiva , formada por un castillete almenado con saeteras y nos encontramos con la Puerta Principal o Narbona, la única por la que antiguamente entraban los carros. Está formada por dos impresionantes torres gemelas y encima del arco que separa las dos torres nos encontramos una estatua de la Virgen.
Antes de atravesar la puerta, nos sedujo
más pasear por las lizas, espacio que separa las dos murallas. Empezamos por la
derecha, las llamadas lizas bajas
pasando por la Torre del Tesoro o Trésau, de finales del siglo XIII y
donde se cobijaba el tesoro real.
No había nadie haciendo lo mismo así es que pudimos pasear, hacer fotos y fantasear con la Edad Media con total tranquilidad. Las vistas son magníficas sobre la llanura del Aude y sobre la ciudad baja .
No había nadie haciendo lo mismo así es que pudimos pasear, hacer fotos y fantasear con la Edad Media con total tranquilidad. Las vistas son magníficas sobre la llanura del Aude y sobre la ciudad baja .
Pasamos junto al castillo condal, la parte más antigua de las lizas, en las que se aprecia la gran altura de la torre y muralla interior y el remate cuadrado de las torres de la muralla exterior
Por la Torre de la Justicia, torre redonda donde se refugió la familia Trencavel
huyendo de Simon de Monfort en la lucha contra los cátaros.
Por la Puerta de Aude y por la Torre de la Inquisición, sede del Tribunal
Entramos en las lizas altas pasando entre
la Torre Mipadre y la Torre del Gran Brulas. Aquí se ensanchan de nuevo y se puede acceder al
interior de la ciudadela por la Puerta de Saint Nazaire. Lo hicimos para curiosear, pues queríamos terminar el
recorrido de toda la muralla, y nos encontramos con la Basílica.
Salimos de nuevo a las lizas y continuamos
el recorrido por lo alto de la muralla exterior y pasando por la Torre de la Vade, atalaya para la vigilancia
de esta parte oriental, volvemos de nuevo a la Puerta Narbona.
Habiendo rodeado ya todo el perímetro de
las murallas y de nuevo frente a la puerta Narbona, la atravesamos entrando por
una típica calle medieval repleta de tiendas de recuerdos y artesanía. Me gustó
una que tenía gran variedad de infusiones en cajas muy decorativas y caramelos
de violeta.
A la salida compré te verde a la violeta y los ricos caramelos que le regalaba Alfonso XIII a su amante. Esta calle te lleva directamente al Castillo Comtal.
El Castillo del siglo XII era el palacio de los vizcondes
Trencavel pero al pasar a ser propiedad
real se convirtió en una fortaleza con foso, cinco torres y galerías defensivas
sobre los muros.
Las entradas las compramos en la taquilla situada tras pasar
la barbacana. Se puede comprar también
una autoguía pues la visita es libre. Cruzamos el puente sobre el foso y tras
pasar la puerta del castillo enmarcada entre dos torres con matacán nos encontramos el
patio de armas rodeado de edificios de distintos siglos . Desde aquí
se accede a las plantas superiores.
Pasamos primero al patio de Midi, que debió ser un gran patio con restos
del gótico en los muros y donde se ve la
gran Torre cuadrada de Vigilancia o
torre Pinte.

Subimos a la primera planta donde nos encontramos unas gárgolas que iban destinadas a la Basílica y una sala dónde se proyecta una película sobre la reconstrucción de Carcasona.
Subimos a la primera planta donde nos encontramos unas gárgolas que iban destinadas a la Basílica y una sala dónde se proyecta una película sobre la reconstrucción de Carcasona.
Paseamos por el camino
de ronda, una galería de madera situada en lo alto de las murallas desde la
que se ven unas bonitas vistas sobre las torres y la Basílica de Saint Nazaire
.
También se obtiene una vista estupenda de
la entrada al Castillo a través de la barbacana con las torres Narbonas de
fondo.
Y del patio de armas
Siguiendo por lo alto de la muralla llegamos a la destruida Capilla de Santa María, situada en el lado norte que solo conserva la estructura circular de la torre, y desde aquí fotografiándome primero como si fuera la Dama Carca pasamos al Museo Lapidario con una exposición de estatuas, sarcógafos y varios elementos de piedra.
No pudimos ver bien y fotografiar la Iglesia de Saint Nazaire porque estaban celebrando los oficios religiosos. Fue construida sobre una antigua iglesia visigoda y hasta 1801 ostentó el carácter de catedral.
Lo que sí hicimos fue callejear por las calles de la ciudadela, viendo las distintas artesanías exibidas en los comercios y chocolates de todas
las clases, con toda variedad de frutas y frutos. Parecían llamarnos desde
el escaparate pero vencimos la tentación y nos conformamos con el té y los
caramelos de violeta.
Junto con Avignon, es un destino que tengo en la retina , esas ciudades medievales me encantan !
ResponderEliminarun saludo PTB
Muchas gracias por pasarte por aquí a comentar! Un saludo
Eliminar¡Son unas fotografías espectaculares! Volvamos a la Edad Media. Besooos y buen fin de semana
ResponderEliminarFelicidades, te hemos dado un premio por hacer un blog muy bonito, un saludo
ResponderEliminarhttp://anticrisis2013.blogspot.com.es/2013/05/c-clxiv-premio-por-tener-un-blog.html
Gracias a los dos!
ResponderEliminarGuillermo, gracias por el premio. Me paso por tu blog.
Qué magníficas leyendas y que posts tan fascinantes. Siempre me ha gustado este lugar. Por tal motivo, he decidido premiar a tu blog, desde el mío. FELICITACIONES AMIGA!!
ResponderEliminarEl Link:
http://www.misteriosarealidad.com/2013/05/Premio-Best-Blog-y-Blog-exquisito-y-maravilloso-2013.html
Muchas gracias Alex. Te he dejado un comentario en el blog
EliminarSaludos
que bueno , estuve en Carcasone hace unos años . ya les contaré
Eliminarhermosa tus fotos y tu nota
es una ciudad inolvidable
abrazotessssss viajeros
Gracias Patry, eres muy amable. Un abrazote!!
Eliminar