Esta pequeña ruta se encuentra al sur de la provincia de
Salamanca, lindando ya con Las Hurdes del norte de Cáceres y formando parte del
Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia, declarado así además de por
su fauna y flora, por su belleza paisajística.
Adentrarse en este Valle, utilizado por los Carmelitas
Descalzos desde el siglo XVI para su vida monástica, es hacerlo en un paraíso
perdido de magia y misterio. Ya en la Prehistoria estaba habitado, como nos
demuestran las pinturas.
El camino parte al pie del monasterio por una estrecha vereda
que recorre los muros del convento y discurre sobre el entramado de raíces de
los árboles que flanquean el cauce del río Batuecas entre los que se encuentran
el Tejo del Convento, árbol singular de Extremadura, y un eucalipto centenario.
Solamente está señalizado el recorrido hasta las dos primeros abrigos de las
pinturas rupestres. A partir del Canchal del Zarzalón hay que seguir los hitos
o montoncitos de piedras que hay a lo largo del camino.